martes, 20 de septiembre de 2016

CASOS DE ODONTOLOGIA FORENSE



La identificación de cadáveres

La identificación de cadáveres fue la primera y es quizás la actividad más conocida de la odontología forense, que interviene siempre en la identificación de las víctimas de accidentes aéreos, incendios, catástrofes naturales o cuando las huellas digitales no son suficientes. La identificación es el proceso de recolección sistemática de los caracteres que individualizan a una persona y la diferencian de los demás. La identificación de cadáveres permite averiguar quién es la persona, determinar la causa de la muerte en actos delictivos y conocer a la víctima y a su agresor.





La comparación con la historia clínica dental permite realizar identificaciones positivas
Los dientes, además de presentar variaciones anatómicas únicas para cada persona, son los restos orgánicos que mejor se conservan, al soportar los fenómenos de putrefacción cadavérica, los traumas y las elevadas temperaturas. El proceso de identificación se basa en la comparación de la información disponible sobre una persona y un cadáver. Cobra entonces especial relevancia la historia clínica dental, que suele ser suficiente para una identificación positiva.

El análisis de las huellas de mordedura

La odontología forense participa también en la identificación de huellas de mordedura en casos de homicidio, asalto sexual, violencia de género o maltrato infantil. La presencia de estas huellas en el cuerpo puede indicar lesiones causadas por el agresor o lesiones de defensa causadas por la víctima como arma de defensa.
Las huellas de mordedura se pueden individualizar mediante su análisis y evaluación. Cada persona deja una huella única en cuanto a la forma y tamaño de los arcos dentales, las lesiones dentarias y dientes ausentes, espacios interdentarios, malposiciones y presencia de dientes supernumerarios. Todo esto, junto con los restos de ADN que quedan en la mordedura, permitirá realizar la posterior comparación e identificación del individuo.

Casos reales resueltos gracias a la odontología forense
El caso más antiguo conocido de identificación de un cadáver por los dientes data del año 66: Agripina, la madre de Nerón, ordenó ejecutar a Lolia Paulina y traer su cabeza como prueba de su muerte. A la hora de identificarla, la cabeza estaba desfigurada y la reconoció por las restauraciones de oro que un dentista de Alejandría le había puesto en los dientes.

En el año 1775, el cadáver de Joseph Warren, muerto en la batalla de Breed’s fue exhumado y exhibido para escarmentar a los revolucionarios. Posteriormente fue inhumado en una fosa común. Los familiares lo buscaron y fue su odontólogo, Paul Reveré, quien lo identificó gracias a una prótesis fija que le había realizado.

La evidencia dental fue aceptada por primera vez en las cortes de Estados Unidos en el año 1849 en el caso Parkman-Webster. Se trata de un crimen ocurrido en Boston en el que el empresario George Parkman fue asesinado por John Webster, profesor en el Colegio Médico de Harvard. Para ocultar las pruebas, Webster incineró el cadáver, que quedó calcinado parcialmente. La identificación se logró gracias a que el dentista de Parkman demostró que los dientes y la mandíbula con dientes postizos que se recuperaron eran suyos, ya que encajaban con una impresión en yeso que le había realizado.

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